Mercedes-Benz SL 500
Probamos uno de los descapotables más famosos de la historia del automóvil y uno de los iconos de la marca de Sttutgart, el SL
El SL es el roadster de Mercedes por antonomasia, una saga que comenzó con los SL190 y SL300 de los que partió el afamado “alas de gaviota” y que se ha perpetuado a lo largo de seis generaciones. Sigue conservando los ingredientes básicos de un buen roadster de lujo como son un gran motor de gasolina, un interior biplaza, y por segunda vez, un techo duro retráctil.
Al subirnos en el coche constatamos que a pesar del aumento de tamaño y de los avances tecnológicos el nuevo SL sigue siendo un auténtico roadster, con una postura de conducción baja, volante en posición vertical y las piernas estiradas, pero manteniendo buena visibilidad y una comodidad digna de cualquier berlina Mercedes.
En el interior, el refinamiento y los buenos materiales nos envuelven por todos los rincones, y aunque la distribución y diseño de la consola es muy similar a algunos de sus hermanos de gama, notamos un especial parecido con el SLS que nos agrada bastante. Las discretas levas del cambio van solidarias al volante y quedan muy a la mano, lo que propicia un accionamiento rápido.
La versión que hemos probado era el 500 que viene motorizado con un 4.600 cc V8 de nada menos que 435 cv y 700 Nm de par a partir de sólo 1.800 vueltas que con el cambio automático 7G-TRONIC PLUS es capaz de conseguir una aceleración de 0 a 100 en 4’6 segundos con un consumo medio de sólo 9’1 litros a los 100.
La sensación que nos ha dado al conducirlo es de un vehículo muy rápido y potente, con una aceleración que sin llegar a la del AMG es lineal y constante, entregando la potencia de forma muy contundente, pero manteniendo a la vez mantiene unos niveles de comodidad y seguridad aptos para cualquier tipo de conductor.
Si quieres ir más allá y le buscas las cosquillas al SL te vas a llevar una sorpresa, porque a pesar de su comportamiento neutro y planteamiento conservador, el roadster alemán sigue teniendo la deportividad en sus genes y el voluntarioso motor anclado a su rígido chasis harán que te quedes pegado al asiento mientras negocias curvas con una rapidez endiablada.
A las inquietantes prestaciones de este roadster de casi 1.800 Kg hay que añadir una ejemplar y estudiada aerodinámica que nos libra de las incómodas turbulencias en el interior del habitáculo cuando viajamos descapotados. Además, un techo duro retráctil y un maletero de 356 litros nos permiten un amplio margen de utilización del que no gozan otros deportivos biplaza.
Agradecimientos: V.V. Motors, Grupo Saveres.
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Fotos: JuanGa RR.
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